... cuando al final del día, faltando solo dos horas para que terminara el día de mi cumpleaños. Una camioneta se estampa detrás de mí.
El golpe fuerte, sonoro, que me sacudió de pies a cabeza y me hizo perder los zapatos; me puso en jaque con la vida.
Otra vez, un accidente, otra vez el jaloneo y los gritos, otra vez los polícias, otra vez la patrulla y las luces azules y rojas, otra vez el séquito de guardias armados y de paso yo al frente de la camioneta que me pegó, para que no huyeran, faltando solo una nada para que me arrollaran y me dejarán muerta en la escena accidentada, justo a punto de que se acabase el día de mi cumpleaños.
¿Regalo divino? ¿Por qué, si Dios pone las cosas o las acomoda, tuvo el gran gesto de premiarme con un golpe a mi carro nuevo? Quizás, si mi carro no me estuviese costando, si no me estuviera poniendo mes con mes de espaldas a la pared para poder pagarlo, no me hubiese puesto enfrente de los homosexuales borrachos que con toda la intención deseaban arrollarme y "pelarse" para no hacer frente al mal que habían sucitado.
¿Algo positivo?, ¡Para nada!
¿Pequé con el pensamiento?, ¿Me porté mal con mi Dios?, ¿Cuál fue el pecado de haber pasado el día de mi cumpleaños encerrada en mi alcoba y durmiendo el sueño de "la nada"? ¿Me merecería esto? ¿Acaso en mi vida yo he matado, hurtado, golpeado, estrujado, chocado por borracha? ¿Soy una perdedora? ¿No me merezco un día de cumpleaños con sobriedad? ¿Acaso eso era lo mejor para mí? ¿Estar enmedio de la carretera, sin nadie, sin nada, con el aire en frío, deseando que ese momento no fuese real y que no estuviese ocurriendo?
Reafirmo, los polícias son unos DESGRACIADOS, no me sirvieron para solucionar el percance, sino para agrandarlo más.
Peco de inocencia, de ignorancia, de pendeja y de... mala suerte.
No es lo que pedí en oración en la mañana, no es lo que desee, ni lo que sigo deseando, no quiero mi muerte, ni en vida, ni quiero la mala suerte, ni he deseado mal a nadie, aún y a pesar de las traiciones, he preferido bendecir muy a pesar de todo.
Pero... el universo no estuvo de mi lado. Mi Dios no me cuidó. Quizás quiso probarme a ver si aún en la última hora de mi nacimiento, y con las emociones desagradables, me hacían volver a caer en la gigantesca ola de los asesinos.
Confiar, confiar, confiar, ¡qué díficil!
Creer, creer, creer, que todo va ha salir bien, es más díficil.
Lo material, es lo material, con reposición o no. Lo espiritual... es la parte más dañada.Y luego... otra vez, recapacitar, otra vez recuperar mi fe.
Saber que Dios no me ha abandonado, que solo es una prueba, tal vez esta sea la parte de crecimiento.
Sin explosión... solo en letras.
Sol-Ha-Mi
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