EN MINIFICCIONES: A UNA VOZ: TANIA LIBERTAD

EN MINIFICCIONES: A UNA VOZ: TANIA LIBERTAD

Tania Libertad embriaga a Oaxaca con su voz La voz de Latinoamérica se entregó al público oaxaqueño que la recibió con la calidez de sus aplausos José Luis PÉREZ CRUZ/ Foto 28/03/2011, 01:03:58 AM
Una noche cálida, como las luces que de manera tenue iluminan el interior del Teatro Macedonio Alcalá; una voz que promete a un público fiel, que con que con holgura espera y se acomoda; una enamorada, corazón que se parte entre Rodolfo Morales, Oaxaca y la música mexicana. Son las 20:10 horas, en la calle una brisa acaricia con frescura a las últimas personas que entran al teatro, y en lo que buscan un asiento sus pasos se mezclan con los primeros acordes que sueltan los tres músicos que aparasen en el escenario del Teatro Centenario. “Gracias Oaxaca, una vez más con ustedes como en los viejos tiempos, cuando veníamos a cantar cobijados por Rodolfo Morales, es muy emocionante volver y cantar para él que tenía tanta energía como oaxaqueño y tanto talento como artista”, dice al salir a escena la cantante Tania Libertad. Un alud de aplausos tocan la gasa multicolor de un vestido que la cantante extiende a la par de sus brazos, como si fueran alas. “Vine a este teatro cuando lo estaban reconstruyendo”, las luces se encienden tímidamente para seducir a la interprete peruana. Las percusiones marcan las notas de un ritmo negro que abre una noche de emociones. “Este ritmo de negros, este ritmo sabroso, es el ritmo que traigo aquí”. Tania canta con el sabor que sólo los años pueden dar a una intérprete como ella. El juego de luces baila sobre el escenario y baja a luneta. “Hace 31 años canté aquí por primera vez en Oaxaca, cuando venía a cantar a las escuelas”, afirma Tania Libertad, mientras parece corresponder las miradas de los cautivos de su música. Da la vuelta e inicia el tema Por ti. Los quereres se despiertan y se aviva la entrañable relación que Tania mantiene con los oaxaqueños. “Hay una canción que aprendí en casa de Rodolfo en esas comidas que unos sabia cuando entraba pero no cuando salía, en 1995 grabé esta canción en zapoteco y es una versión muy reconocida”, luego interpreta con sentimiento La última palabra. La voz de Latinoamérica no requiere de grandes escenografías, de retumbantes bocinas, su talento basta para tocar corazones; luego, la nostalgia y la bravura de la canción ranchera llegan con dos composiciones: Procuro Olvidarte y Tú recuerdo y yo. Los aplausos se prolongan y son interrumpidos por la voz que llegó a México en 1980 y explica a su público que “no es lo mismo vivir así nomas, que dedicarse a honrar la vida y el maestro Morales honró la vida”. Y así canta el tema Honrar la vida. Mientras una serie de fotografías que dan cuenta de su entrañable relación con el artista ocoteco circulan en el foro. Las percusiones toman espacio y Tania Libertad canta una letra de Silvio Rodriguez: “si no creyera en la locura, de la garganta del sinsonte, si no creyera que en el monte, se esconde el trino y la pavura”. Entre aplausos la cantante dice que La masa ha sido un tema emblemático que ha cantado desde hace muchos años. Luego, dice que el tema que sigue lo empezó a cantar desde hace seis meses, “es de un autor que me había negado a cantar, cuando llegué a México él era muy famoso, y dije un día tengo que cantarlo a mi manera, como lo he hecho con José Alfredo, para que suene a mí”. Tania se envuelve en un pausado acompañamiento de percusiones para interpretar Costumbres. La noche se incendia de emociones y sensaciones, donde Tanía provoca el fuego con temas como Gracias a la vida y Cielo rojo. El público absorto sólo sabe cantar, pedir más y aplaudir recio. “Tengo 31 años cantando en México y como 20 en el Perú, y 31 cantando en Oaxaca y me acuerdo que en 1986 grabé un homenaje a un gran compositor mexicano a quien unos lo llamamos ‘San Álvaro Carrillo’. Yo era cantante de trova, pero en mis noches cantaba boleros”, confiesa la peruana. Un completo y certero popurrí de Álvaro Carrillo hace rendirse a los seguidores de Tania Libertad, los espectadores no aguantan y cantan en voz alta, lo que sorprende a la interprete y al finalizar dice: “Oaxaca no es normal, por eso son lindos, por eso uno quiere regresar con los locos anormales que son ustedes”. Luego se dispersa en el Alcalá La Llorona, Échame a mi la culpa, Fiesta y Por debajo de la mesa, está última dijo “del mejor compositor contemporáneo de música romántica: Armando Manzanero”. El breve espacio, Ojalá y La bruja también se convirtieron en promesas de una velada eterna, donde los horas, más de dos, corrieron trastornadas entre los palcos hasta llegar eufóricas al paraíso. “Como esas noches que embriagados caminábamos por las calles de Oaxaca con el maestro Morales”, cuenta Tania Libertad. Contagiada por la euforia que ella misma provocara, Tania dice abiertamente: “A quien corresponda, pido venir más veces a Oaxaca, porque quiero que en Oaxaca inicien los festejos de mis 60 años de vida y 50 años de cantante”. Cual bacanal de notas embriagantes, el público responde con aplausos y con alegría festeja la decisión. Sale al escenario Esteban San Juan, director del Teatro Alcalá para entregarle una serie de grabados y fotografías alusivos al teatro, a la obra de Rodolfo Morales y a sus momentos que la artista vivió con el pintor oaxaqueño. “Sin duda Ariel Mendoza tiene toda la crónica de mi estancia en Oaxaca, hay unas fotos muy comprometedoras” y rompe en risas. Tania se despide, pero su gente la hace volver al escenario para cantar lo que le pidan, pero antes, ella decide interpretar a capella el tema de mayor sentimiento de la noche: Sabrá Dios del compositor oaxaqueño Álvaro Carrillo. A manera de encoré, suenan Fina Estampa, Concierto para una voz y Alfonsina y el mar, la última sin micrófono, momento que obliga al público a entregarse al silencio, para tomar el néctar vocal de la peruana. Más que satisfechos, cantante y seguidores deciden dar una pausa hasta el próximo octubre con una cita en el auditorio Guelaguetza, para celebrar al tiempo, para festejar más de tres décadas de amor.